SW: Tu novela, "Logan Reyes ya no es un capullo", gira en torno a la relación entre Ben, un escritor fantasma, y Logan Reyes, una ex-estrella de reality shows. ¿Podrías contarnos un poco más sobre la dinámica entre ellos y cómo evoluciona a lo largo de la historia?
JC: Ben y Logan al principio parecen venir de mundos muy diferentes y tienen prejuicios respecto a cómo ha sido la vida del otro, entonces chocan desde el primer segundo. Sin embargo, al verse obligados a trabajar juntos en un proyecto que es fundamental para las carreras de ambos, se van dando cuenta de que, más allá de esas diferencias obvias a primera vista, tienen muchas cosas en común. Su relación pasa por muchas etapas: se odian, luego se toleran, hay momentos en que se admiran… Y, a menudo, todo eso al mismo tiempo.
SW: Logan Reyes es descrito en ocasiones como "un capullo, un cretino, el ser más egocéntrico del mundo". ¿Vamos a odiar tanto a Logan como lo hace Ben? ¿Qué hay detrás de esta fachada?
JC: Ni siquiera Ben odia a Logan tanto como dice. Logan tiene una reputación bastante negativa a causa de sus últimos años como personaje público, pero también es un tipo con mucho encanto y que suele caer bien. Creo que parte de la gracia de la novela es que el lector vea casi desde el principio que debajo de esa fachada hay un ser humano decente, pero que a Ben le cueste mucho más darse cuenta por culpa de sus propios prejuicios. Es como un “amiga, date cuenta”, pero a la inversa.
SW: Ben, como escritor fantasma, vive en el anonimato mientras da voz a las historias de otros. ¿Qué te llevó a elegir este oficio como punto de partida para tu protagonista? ¿Podrías hablarnos un poco más sobre las motivaciones y los conflictos internos de Ben?
JC: Desde el principio quería hacer el juego de enfrentar a dos personas con profesiones con mucho en común (al final, ambos se dedican al arte-entretenimiento), pero que al mismo tiempo parecen no tener nada que ver. La idea era crear un poco esa tensión de “pertenecemos a mundos muy diferentes” y que luego se dieran cuenta de que no es así. Logan siempre se dedicó a la televisión. Para Ben, barajé otras disciplinas artísticas y hasta que se dedicara a lo académico, pero me quedé con escritor fantasma, porque me parecía que era lo que más encajaba para “obligarlos” a trabajar juntos.
En cuanto a Ben, su conflicto es bastante simple: es muy melodramático. Para él, cualquier cosa se puede convertir en el fin del mundo si le pilla en un mal día. Y al principio de la novela está en una crisis existencial porque va a cumplir 25 años (¡un cuarto de siglo!) y cree que ya debería haber logrado sus metas. Tiene la sensación (que a nosotros desde fuera nos parece absurda, claro) de que se le acaba el tiempo para alcanzar su sueño y que es ahora o nunca.
SW: Además de la dicotomía de apariencia vs. realidad y el tema de la búsqueda del éxito, ¿hay otros temas que explores en "Logan Reyes ya no es un capullo"? ¿De qué manera estos temas se entrelazan con el desarrollo de los personajes y la trama principal?
JC: Diría que el tema principal es ese: qué son el éxito y el fracaso, y hasta que punto tenemos un concepto distorsionado de ellos por culpa de las comparaciones que establecemos con personajes públicos, lo que vemos en redes sociales, lo que ocurría en otras generaciones, etc. Además de eso, también se habla bastante de lo que implica trabajar en profesiones creativas, de la precariedad y hasta qué punto nuestras vidas personales e identidades se convierten también en parte del trabajo. Parece un batiburrillo de muchas cosas, pero creo que, a medida que conocemos más a fondo a Ben y Logan, vemos que estos temas son la base de sus “problemas” en la novela.
SW: La historia se ambienta en el mundo del espectáculo, con Logan siendo una ex-estrella de un reality llamado "Un príncipe americano". ¿Qué te atrajo del mundo del famoseo para tu novela? ¿Cómo influye este contexto en la trama y en la relación entre los protagonistas?
JC: Las relaciones parasociales que establecemos con gente que solo conocemos a través de unas horas en una pantalla de televisión o un par de vídeos en internet siempre me ha parecido un tema fascinante. Dentro de eso, el mundo de los realities se presta mucho al salseo y a la comedia, así que me parecía el ámbito perfecto para situar al “capullo” que da nombre a la novela. Aunque el reality aparece muy brevemente en la novela, creo que su sombra planea sobre la trama todo el rato. La imagen de Logan se basa en lo que mostró en ese programa y, al final, la historia también se basa en ir descubriendo a la persona que hay detrás de esas apariencias de la tele. En buena medida, podría decirse que el mundo del espectáculo es el villano principal de la novela, jaja.
SW: ¿Hay personajes secundarios que jueguen un papel importante en la vida de Ben y Logan? ¿Podrías presentarnos a algunos de ellos y contarnos cuál es tu favorito?
JC: Hay unos cuantos secundarios. Además de las familias de ambos, tenemos al grupo de amigos de Ben, que aparecen poco, pero dejan huella. Por el lado de Logan, uno de los personajes más importantes es Dani, la chica a la que quiso conquistar en el reality (y que al final se fue con otro); ella es la persona que mejor lo entiende y que lo conoce desde sus inicios como personaje público. En el caso de Ben, las secundarias con más peso son su compañera de piso, Lexi, y su editora, Julia. Las dos son bastante caóticas, cada una a su manera, y cargan a sus espaldas con buena parte de la “comedia” de esta comedia romántica.
SW: Sabemos que ya has publicado una duología anteriormente, "Todas las brujas buenas" y “Todas las brujas muertas”. ¿Ha sido complejo el paso de escribir fantasía a escribir una comedia romántica?
JC: La bilogía de “Todas las brujas” es una historia donde tienen muchísimo peso las vidas corrientes de los personajes, sus problemas normales de chavales de veinte años y sus relaciones personales. En algunos puntos, esto es incluso más importante que la trama mágica. Entonces, pasar de eso a “Logan” no es un cambio tan grande como parece de primeras. Toda la parte de relaciones entre personajes, humor, amistad y dilemas típicos de esa etapa de la vida de cualquier persona joven se mantiene en cierta medida en esta comedia romántica.
SW: ¿Podrías compartir con nosotros algo sobre tu proceso de escritura? ¿Tienes alguna rutina o método específico que te funcione a la hora de escribir?
JC: He probado muchos, y sigo experimentando siempre. Con los años he aprendido que no siempre me funciona lo mismo. Hay novelas que piden estructura y organización y otras que surgen más del caos. La bilogía, por ejemplo, fue mucho juego, improvisación y escribir cuando y como lo sentía. Sin embargo, con “Logan” eso no funcionaba, y ahí sí que tuve que dedicar más horas a planear una estructura algo más rígida e imponerme horarios de escritura y plazos, porque me parecía que es una historia a la que “fluir” no le sentaba bien. En resumen: un poco de todo, según lo que me pida el cuerpo para el proyecto que tenga entre manos en ese momento.
SW:Sin revelar demasiado, ¿hay algún momento o escena en "Logan Reyes ya no es un capullo" que haya sido particularmente emocionante y/o desafiante de escribir?
JC: Si hablamos de complejidad tanto técnica como emocional, diría que toda la parte final. La gente que lea comedia romántica de manera habitual sabrá lo que es el gran conflicto que ocurre justo antes del desenlace. Para mí, ese es uno de los puntos más delicados que puede arruinar por completo una novela perfecta, y, por eso, tanto el conflicto en sí como las escenas postconflicto y la resolución requirieron mucho repensar y reescribir, para asegurarse de que todo se entendiera y el lector pudiera empatizar con lo que sienten los personajes en esa parte delicada de la novela.
SW:¿A quién recomiendas “Logan Reyes ya no es un capullo”? (planteo esta pregunta, pensando un poco en el trend de “si te gustó esto, te gustará esto otro).
JC: Creo que a cualquier fan de las comedias románticas tradicionales de los 90 y los 2000 le gustará esta historia, porque bebe mucho de esos clásicos. Y, en general, a cualquier lector de romcoms para quien la parte del com sea importante, porque aquí la dosis de drama es pequeña y casi siempre viene acompañada de algún chiste para rebajar la tensión. ¿Algún fan de “Cariño, cuánto te odio” o novelas similares en la sala?
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